
Un momento de sinceridad marcó la más reciente emisión del programa Hay que decirlo, cuando Felipe Vidal decidió compartir aspectos personales de su vida que hasta ahora había mantenido en reserva. El periodista abrió su corazón y habló sobre su matrimonio, que duró más de dos décadas, y cómo eso afectó su bienestar emocional.
La confesión que nació desde otra historia
Todo partió cuando el panel comentaba un adelanto de Mundos Opuestos, donde Juan Pedro Verdier hablaba de los difíciles momentos de Karen Paola tras su separación. En ese contexto, Vidal se identificó con el tema y rompió el molde con una confesión personal.
“Cuando yo entendí… porque eso es lo otro, cuando tú quieres estar con alguien, tú tienes que estar bien”, expresó como preámbulo a lo que venía.
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“Fui un hombre amargo por 20 años”
En una frase que generó impacto, el periodista de 54 años reconoció: “Estuve 20 años casado y era más amargo que una empanada de hiel”. Ante la reacción de sorpresa del panel, Vidal respondió sin rodeos a la pregunta de si fue feliz: “No, es que era amargo, andaba enojado”.
Añadió que su carácter intenso lo convirtió en alguien difícil de tratar: “Era un ogro. Todo el mundo decía ‘qué te pasa, por qué estás tan enojado’… yo igual tengo mi carácter, soy un poquito exagerado, soy bueno para gritar, para llorar”.
Reconstruirse después de la ruptura
Felipe Vidal compartió también cómo fue recuperándose de ese estado. Explicó que el proceso de cambio fue paulatino y se manifestó en distintos ámbitos: “Se fueron dando en el trabajo, el matrimonio, con los amigos. Uno se da cuenta de que tienes un problema, que no eres tú básicamente”, dijo.
“Volví a reír como antes”
El comunicador concluyó con una visión más luminosa de su presente emocional. “Los problemas pueden ser más que cuando andabas amargo (…) uno se da cuenta de que vuelve a ser lo que en un minuto fue, es más parecido a lo que uno quiere ser también”, reflexionó, dejando un potente mensaje sobre el poder del cambio personal.